viernes, 2 de diciembre de 2011

MUJERES ARTISTAS: ARTEMISIA GENTILESCHI, UNA GRAN PINTORA BAJO LA INFLUENCIA BARROCA



María Sánchez Cambronero

A lo largo de la historia ha habido un gran abanico de estilos artísticos en los que proliferan grandes pintores, escultores y arquitectos. La mayoría de ellos son recordados multitud de veces en los libros de historia del arte, pero hay un sector dentro de este conjunto de artistas que han sido “ignoradas” en estos libros y de las que casi nunca se hace mención a la hora de dar una educación ampliada dentro de los centros escolares. Este sector abarca a las mujeres artistas. Tal vez pudo ser un grupo reducido, pero estas mujeres tenían el mismo o mayor talento e imaginación que Rafael, Caravaggio, Miguel Ángel, Rubens o Velázquez entre otros. Este vacío en el que se encontraron fue producto de la mentalidad de la época al igual que la mentalidad que ha acompañado a las personas hasta hace unos años. 
Dentro de estas mujeres cabe destacar una fuera de serie, una pintora italiana del Barroco con un estilo propio el cual dio a conocer a muy pronta edad, creando un gran impacto en la Europa Occidental del siglo XVII.
El 8 de julio de 1593 nació en Roma Artemisia Gentileschi la cual era la hija del pintor barroco seguidor del estilo de Caravaggio, Orazio Gentileschi. Artemisia perdió a su madre con doce años quedando al cuidado de su padre. Éste le mostró el mundo del arte, especialmente en la pintura, guiándola a través del trabajo de los artistas italianos y enseñándole la técnica del chiaroscuro, característica principal del tenebrismo, influyendo en gran medida en su obra, aunque acabó llegando a crear una manera muy personal de enfocar los temas. A la hora de dar este enfoque era una persona muy dramática, tomada de las obras de Caravaggio, cargada de efectos teatrales.
Se cree que su primera pintura fue "La Virgen", con fecha de 1609, la cual ahora se encuentra en la Galería Spada. Sin embargo otros especialistas piensan que la primera fue "Susana y los Ancianos", la cual terminó a la edad de diecisiete años. A esta edad, se encuentra una gran influencia del estilo de Caravaggio en esta obra, pero se relaciona más a la técnica clásica de la escuela de Bologna.
A los 19 años, su padre la puso bajo la instrucción del pintor Agostino Tassi para que aprendiese perspectiva, ya que las escuelas de Bellas Artes no permitían la inscripción de mujeres. Lo que varios especialistas se cuestionan es el por qué de que el padre de Artemisia, con mayor talento que Tassi, dispusiera a su hija bajo su poder.
En 1612, su profesor de perspectiva violó a Artemisia e intentó calmar la situación con promesas de matrimonio que no se cumplieron, por lo que el padre de Artemisia inició un juicio ante el Tribunal Papal. El proceso, que se desarrolló durante siete meses, fue humillante y traumático. Artemisia relató con crudeza los hechos este acción, los cuales se conservan en los registros de la época, fue sometida a exámenes ginecológicos y se le aplicaron instrumentos de tortura en los dedos para comprobar la veracidad de su relato. En el transcurso se pudo comprobar también que Tassi intentó robar unas pinturas de Orazio, por lo que fue condenado a un año de prisión y el exilio de los Estados Pontificios.
Para restablecer su honra, Artemisia contrajo matrimonio con Piero Antonio Stiattesi, un modesto pintor, un mes después del juicio. Posteriormente, en su obra “Judith decapitando a Holofernes” (1612-1613), se piensa que la artista reflejó su sufrimiento emocional en el gesto casi placentero y de intensa determinación de Judith al realizar este acto, nunca antes expresado de este modo.
Su padre y Tassi volvieron a ser amigos y trabajar juntos cuando recuperó la libertad, hecho el cual hizo que se incrementara el dolor y la humillación de Artemisia.
En 1614 Artemisia se mudó con su marido a Florencia, donde la artista fue la primera mujer en ser admitida en la Accademia del Disegno, pudo relacionarse con artistas reconocidos, conseguir el mecenazgo de personas importantes, como el duque Cosimo II de Médici y la duquesa Cristina, y tuvo una gran relación con Galileo Galilei. Ganó la admiración de Buonarroti el Joven que era el sobrino de Miguel Ángel, el cual le encargó una pintura para el techo de la galería de la Casa Buonarroti, una Allegoria dell'inclinazione, en la que se representa una mujer desnuda sosteniendo una brújula, aunque posteriormente, el heredero de Buonarroti el Joven contrató a Voltarrone para pintar unas vestimentas que cubrieran el desnudo.
De esta época son La conversión de la Magdalena, Judith con su doncella, que se encuentran hoy en el Palacio Pitti, y Judith decapitando a Holofernes, considerada su obra maestra, de mayores dimensiones que la anterior, con los rasgos de su rostro en Judith y de Tassi en Holofernes, hoy ubicada en la galería de los Uffizi.
Durante su estancia en Florencia, Artemisia tuvo cuatro hijos y una hija. Su éxito como pintora no compensó las dificultades de la mala administración financiera, sumadas a problemas con su marido. Por estos motivos la pintora regresó a Roma con su hija Prudenzia. En Roma pudo formar parte de la Accademia dei Desiosi, siendo celebrada con un retrato grabado con la dedicatoria “pincturare miraculum invidendum facilius quam imitandum”.
A contrarrestando a sus honores y su fama, Roma no fue rentable para la artista, por lo que se trasladó a Venecia entre 1627 y 1630, donde recibió grandes homenajes alabando la calidad de su pintura. En este período pintó el Retrato de un gonfaloniere, el único ejemplar de retrato, que se encuentra actualmente en Bolonia, Judith con su doncella, en la que muestra su maña y habilidad en los efectos de iluminación con velas, que se encuentra hoy en el Detroit Institute of Arts, La Venus durmiente y Esther y Asuero, obra en la que se percibe la influencia de la iluminación de la escuela veneciana, actualmente ubicada en el Metropolitan Museum of Art.




En 1630 viajó a Nápoles, ciudad en la cual permaneció hasta el día de su muerte, con excepción de un pequeño viaje a Londres. Fue muy reconocida por personalidades como el Virrey Duque de Alcalá, creando una gran amistad con el pintor Máximo Stanzione. Allí pintó La Anunciación que se encuentra en el Museo de Capodimonte, y por primera vez en toda su carrera artística recibió encargos de cuadros para una catedral, dedicados a San Genaro en el Anfiteatro de Pozzuoli. Pintó Nacimiento de Juan Bautista, que se halla actualmente en España, en el museo del Prado, y Corisca y el sátiro
En su viaje a Londres, el cual realizó en 1638 con el fin de reunirse con su padre en la corte de Carlos I de Inglaterra, ayudó a Orazio a decorar un techo en la Casa delle Delizie de la reina Enriqueta María de Francia en Greenwich, representando una alegoría del Triunfo de la Paz y de las Artes. La colección de Carlos I incluye un Autorretrato como la Alegoría de la Pintura de Artemisia.
Su padre murió en 1639 y Artemisia abandonó Inglaterra hacia 1642, justo cuando estallaba la guerra civil en Londres. Sus últimos años los pasó en Nápoles, donde se creía que había muerto hacia 1652 o 1653, hasta que se encontraron unos registros de que todavía recibía encargos en 1654. Algunas de sus obras durante este período son una nueva versión de Susana y los Ancianos, que se encuentra hoy en la Moravská Galerie de Brno, y Virgen con el Niño y un Rosario, que se encuentra hoy también en España, en El Escorial.
Seguramente la artista muriera durante la plaga que hubo en Nápoles en 1656, y fue prácticamente olvidada después de su fallecimiento. A excepciones de algunos autores como Roberto Longhi, que en un ensayo titulado “Gentileschi, padre e hija”, del año 1916, manifiesta sobre Artemisia que fue “la única mujer en Italia que alguna vez supo algo sobre pintura, colorido, empaste y otros fundamentos”. Las expresiones de este autor, aunque no dejan de ser machistas y son cuestionables, debido a que con anterioridad existieron otras pintoras exitosas, como Sofonisba Anguissola, contienen una valoración del nivel y estatura de esta gran artista.
Su obra maestra, Judith decapitando a Holofernes
, es la mera expresión de una humillación existencial, en la que se ven claramente las características de la pintura de la época bajo la influencia del Barroco. En esta obra se aprecian dos ámbitos distintos, el emotivo y el técnico.



Emocionalmente cabe destacar el motivo que la movió a crearlo, la violación recibida por su profesor de arte. Se distingue un odio infinito hacia la persona de Tassi, que es representado por Holofernes, por parte de Artemisia, dentro del cuadro representada por Judith. Tan grande era esa humillación y tristeza que solo lo supo representar con la decapitación; la eliminación simbólica de su agresor mediante el sufrimiento del mismo mediante la tortura, a modo de liberación mental de la artista.
Técnicamente, este odio lo representa con la gran dramatización, que aprendió de su padre y de autores como Caravaggio, que caracteriza el cuadro; la gran crueldad y los rasgos tensos y fruncidos de Artemisia pintados con tanta expresividad y pequeños detalles muy realistas, que dan aún más énfasis a la obra, como la figura de Holofernes en tensión o el flujo de sangre disparado de su cuello. Estos factores son realzados con el tenebrismo, una combinación de claros iluminando y resaltando la acción rodeada de una aureola oscura dentro del cuadro, conseguido con la técnica del chiaroscuro característica del Barroco.
Artemisia fue reconocida por los hombres del momento, además de claramente por su talento, por su posición social, que le permitió viajar en gran medida a los focos culturales más importantes. Pero como era de esperar, tras su muerte quedó prácticamente en el olvido. Este hecho básicamente está provocado por la mentalidad machista de los años posteriores, que defienden la posición inferior de la mujer desprovista de características sobresalientes. Esto se alarga hasta la excepción antes nombrada de aquel autor que hizo una gran referencia a su persona, pero a pesar de estas declaraciones y reconocimientos posteriores, no se generó un verdadero interés en su figura como artista y persona hasta épocas muy recientes, en las que sirvió de inspiración a escritoras, dramaturgas y cineastas.







VER ARTÍCULO DE EL PAÍS DE 20-3-2012 SOBRE ARTEMISIA GENTILESCHI:
"Al principio estuvo Artemisia" 

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