sábado, 15 de octubre de 2011

PAGANINI, EL VIRTUOSO DEL DIABLO






María Sánchez Cambronero


Niccolò Paganini nació el 27 de octubre de 1782, fue un violinista, violista, guitarrista
y compositor italiano. Es uno de los mayores virtuosos de su época y de la historia que
hayan existido.


Este gran símbolo de la música clásica siempre se ha visto perseguido por el misterio,
lo maligno, propiciados por ese sentimiento tan malévolo conocido como la envidia.
Pues según las leyendas, se dice que obtuvo ese gran virtuosismo del Diablo.


Desde antes de su nacimiento los padres de Niccolò sabían que su hijo iba a ser un
virtuoso, ya que su madre tuvo un sueño en el que un diablo le presagiaba que su hijo
sería un gran violinista. Tras esto, cuando cumplió los escasos cinco años, su padre
lo obligaba día tras día a tocar el violín con la pena de matarlo de hambre. Tras años
tocando sin descanso, Paganini adquirió un gran manejo y con los tempranos veinte
años cumplidos tocaba sus propios conciertos. En éstos, cuando el público le veía
aparecer, éste estallaba en aplausos, pero Paganini era capaz de casi hipnotizarlos con
su música. Su mayor espectáculo, el que hacía estremecer al público, era cuando ya
casi acabada la obra, Niccolò hacía saltar las cuerdas de su violín, consiguiendo acabar la pieza, para sorpresa del público, con una sola cuerda.


Cuando en sus conciertos interpretaba La danza de las brujas o Le Streghe, se decía
que en el escenario lo acompañaba el mismo Diablo, que éste le indicaba cómo
tocar, debido a su gran fluidez ascendiendo y descendiendo tonalidades: http://
www.youtube.com/watch?v=AP9Z3BXuy1k&feature=related


Fue encarcelado por el asesinato de su amante. Allí su único compañero era su viejo
violín, un Guarnerius llamado 'Il Cannone'. Pero con el paso del tiempo y por el desgaste,
las cuerdas del violín fueron cediendo. Aún así, en esas circunstancias compuso una
obra, unas variaciones sobre un tema de Rossini, conocidas como El Moisés. Se
interpreta únicamente en la cuerda Sol, siendo una de sus obras más difíciles:
http://www.youtube.com/watch?v=xiQmIQenptg


Tenía un gran gusto por lo macabro: una de sus grandes aficiones era ir a tocar a los
cementerios para los muertos, para aquellos que no podían pagar una entrada para
sus conciertos. Pero debajo de esta acción solo se esconde un adicto al sufrimiento
ajeno, siendo uno de los aspectos más repelentes de su personalidad. Un ejemplo
muy claro es cuando llevaba a su hijo a operaciones, o por las calles de París cuando la
epidemia de cólera de los años 30. Según expertos, estas inclinaciones macabras son
la raíz de su enfermedad; por un trastorno de la personalidad, tenía una visión pesimista
del mundo. Pero esta visión era debida a que era un hombre atormentado, se creó
un personaje, y ese propio personaje acabó con él. Simplemente una anormalidad
psíquica.


Este hecho no hizo más que aumentar la credibilidad de la leyenda que lo perseguía.
Pero el mismo Paganini no negaba esta leyenda, por lo que se llegó a creerla hasta
niveles inimaginables. Las personas que lo conocían decían que su personalidad no le
mejoraba: era huraño, avaro y mísero. También lo incrementaba su apariencia física:
era muy pálido y demacrado, tenía facciones curvadas, y sus labios, muy finos, parecía
que siempre mostraban una sonrisa sardónica, pero lo más terrorífico era su mirada
incandescente, como si sus ojos fuesen brasas.


“Se pretende explicar su giro inexplicable con hechos más inexplicables todavía”, es lo
que decía su amigo, el pianista húngaro Franz Liszt. Esto demuestra otro pensamiento
hacia él, el simple hecho de que era un genio del violín. Muchos músicos como Liszt
llegaron a respetarlo como a uno más con un gran don.


Lo que realmente le daba este gran virtuosismo era que padecía una grave
enfermedad antes conocida como aracnodactilia y ahora conocida como Síndrome de
Morfan. Esta enfermedad le concedía una anatomía quebradiza, era extremadamente
delgado. Además, esta morfología le otorgaba unos dedos larguísimos y finos, con
una gran amplitud de movimientos y muy flexibles, tanto que conseguía establecer
posturas con los dedos extremadamente complicadas, pudiendo llegar con su pulgar
al dorso de la mano, permitiéndole abarcar todo el violín. Sus manos llegaron a medir
casi 45 centímetros, permitiéndole utilizar el violín con una gran destreza. Pero aunque
la mayoría de los síndromes existentes afecten a la inteligencia, este no es uno de esos,
de lo cual se dedujo que Paganini tenía una inteligencia por encima de lo normal. Todo lo
que tocaba, gracias a sus manos, se creaba en esa mente prodigiosa.


Debido a esta combinación tan peculiar, Paganini compuso piezas casi imposibles
de tocar, tales como sus Caprichos nº13 y 24. El número 13, también es llamado
La risa del diablo, esto es debido a que el sonido del violín asemeja al de una
risa, pero simplemente está relacionado con el diablo debido a la leyenda:
http://www.youtube.com/watch?v=IXqzHK0bVN0 El número 24, muchos expertos
coinciden en que raya lo sobrenatural, algo increíble y a la vez estremecedor: http://www.youtube.com/watch?v=SkSzNOfBdOw


Nunca fue católico, es más, estaba en contra de la iglesia. La Inquisición estaba detrás
de él, y el día de su muerte, el 28 de mayo de 1840, por la causa de su muerte, la sífilis, y como por aquella época no había tratamiento, estaba a base de
mercurio, lo que incrementó la rapidez de su muerte. Como no podía hablar por la
insuficiencia de su laringe y tampoco escribir, cuando el canónigo que envió el obispo de Niza fue a darle la extremaunción, no pudo dársela, por un malentendido. Debido a esto, el obispo de Niza no quiso que se le enterrara en un lugar sagrado. Así durante meses su cuerpo se conservó en el sótano de la casa de su hijo. Después de 35 años se consiguió convencer a la iglesia de que sea enterrado.


Nos aportó una nueva dimensión, un gran número de nuevas técnicas para el violín,
elevando el desarrollo del violín al máximo. Paganini usaba cualquier sonido de su
entorno para representarlo en sus obras, podía representar sonidos de acciones, como
en su Capricho nº9, conocido con el apelativo de La Caza  Dentro del mundo del violín, Paganini es el mayor exponente, no se cree que pueda haber alguien que consiga superarlo alguna vez.


Es irrepetible, aunque el precio haya sido una vida de sufrimiento debido a su
enfermedad y a la presión de la iglesia, a sus trastornos psíquicos y a la visión del
mundo de la época. Pero siempre será único, como todos los genios.