jueves, 9 de junio de 2011

ENTREVISTA A LOS PROFESORES DEL DEPARTAMENTO DE FRANCÉS QUE HAN ORGANIZADO EL INTERCAMBIO

Por María Sánchez Cambronero y Luz Olmeda Barahona

¿Cuáles son los objetivos perseguidos en este intercambio?

ÁNGEL.- En primer lugar, ofrecer una vivencia al alumno y al francés, directa, una experiencia directa del idioma y del país para que vea desde dentro cómo funcionan las cosas en otro país. Por otro lado, se pretende que el alumno alcance los objetivos de comunicación y, que de alguna manera descubra que el idioma es un vehículo fundamental de comunicación y para vivir cosas y experiencias.

PILAR.- Una inmersión directa, no solamente con la lengua, si no con la civilización, la forma de vivir y las costumbres.

¿Cuál es tu valoración personal del intercambio?


ÁNGEL.- Es altamente positiva, por varias razones: la acogida por las familias aquí en Miguelturra ha sido muy buena, permitiendo que a la vuelta los alumnos se hayan sentido muy bien acogidos; y el programa de actividades ha dado una visión general muy acertada de lo que es una región, una provincia y una ciudad, y tanto los alumnos como los franceses se han llevado una idea global de cómo son estas sociedades tan distintas.

PILAR.- Para mí, muy buena. Creo que los alumnos han venido contentos y nosotros también contentos con el comportamiento de ellos. Hay cosas que se pueden mejorar, pero de la experiencia se aprende.

¿Volverías a proponer el intercambio el año que viene?


ÁNGEL.- Sí, yo siempre he pretendido desde hace muchos años hacer un intercambio. Este año la colaboración de Pilar ha sido de determinante a la hora de la participación de los alumnos y ha podido ser. Hemos hablado con el director del centro francés y está muy interesado con la marcha, de cómo se ha desarrollado esta edición, de proseguirla el año que viene.

PILAR.- Sí es. Aunque esta vez me he quedado muy cansada.

Para ti, ¿qué ha sido lo mejor del intercambio?


ÁNGEL.- Ha sido ver las caras de sorpresa de los alumnos, ver la cara de satisfacción de algunos padres cuando nos hablaban y decía que estaban muy contentos. Y de comprobar cómo tus alumnos están descubriendo cosas que hasta entonces estaban fuera de su campo de visión y expectativas. Y además ya no ven la lengua como una asignatura más.

PILAR.- Los comentarios de los alumnos sobre lo bien que se lo han pasado; cómo se han adaptado a las familias y al ritmo francés.

¿Cómo es el día a día francés? ¿Qué cambios has notado respecto al nuestro?


ÁNGEL.- Hay una gran diferencia, de hecho somos el único país del mundo que tiene este horario, a veces tan interesante y al mismo tiempo tan demencial. Los franceses empiezan las clases a las ocho de la mañana, y es verdad que están ocho horas en el centro en total. Hay muchas horas de estudio, comen en la cantina, y las diferencias en ese sentido son bastante amplias. Luego, los alumnos comen a las doce y media, después las horas de la tarde comienzan a la una y media hasta las seis. Cuando llegan, no hay vida en la calle; cuando salen del colegio, van a sus casas; toman la cena a partir de las siete y media; y se van a la cama sobre las diez o diez y media.

PILAR.- En lo que respecta al tema escolar, ellos tienen clases por la tarde, entonces el ritmo de vida y la forma de vivir es mucho más tranquila, mucho más casera y hay bastante menos convivencia que la que tenemos nosotros. Son mucho más hogareños, hay mucha más vida de hogar, y luego las relaciones con los vecinos se reducen básicamente a cuando van al colegio.

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