(Fotografía de todogaceta.com)
Ante la expresión exigente, severa, colectiva y pública de tantas decenas de miles de ciudadanos, van apareciendo las previsibles voces de recriminación oficial y cuasi oficial, así como anuncios de modulación limitadora de los derechos constitucionales.
Según tales voces, lo de Barcelona resultó ser, nada más, una algarabía. Esta adjetivación de la manifestación más numerosa y masiva que se ha visto en la historia de Cataluña, además de ser injustamente peyorativa, es inadecuada. Quien la expresó debería conocer los distintos significados de la palabra, y sus consecuencias (o quizás los conocía). Algarabía procede del árabe, al arabiyya, y se refiere al nombre que daban los cristianos a la lengua árabe desde los tiempos de la reconquista. Era ya entonces una denominación peyorativa, expresada por quienes no la entendían y la despreciaban. También significa hoy lenguaje o escritura ininteligible, o ruido producido por voces y gritos confusos y estridentes.
El gran historiador e hispanista Bartolomé Bennassar dice que algarabía era el "árabe castellanizado o viceversa". Y recuerda que en las Capitulaciones de Granada, de 1492, los Reyes Católicos permitieron su culto, su vestimenta y su lengua algarabía a los musulmanes derrotados. Aunque todo ello se abolió en 1501, las costumbres y la lengua, prohibidas, permanecieron. En 1526, por orden de Carlos V, se programó y ejecutó la política de "borrar la identidad cultural" de los derrotados, poniéndose especial énfasis en la prohibición de la lengua propia, la algarabía.
Como se puede ver, la despectiva adjetivación de algarabía, referida a la manifestación catalana del 11 de Septiembre, es doblemente ofensiva, tratándose de una población con una justificadísima sensibilidad histórica, en relación con la prohibición de la lengua propia. Y además, en esta ocasión también es desacertado sostener el otro significado, actual, de la palabra. Esas decenas de miles de personas, con un lenguaje perfectamente inteligible, expresaban, alto y claro, un común denominador de exigencia, por más que fuera acompañado de otros muchos motivos de protestas.
No. Ni algarabía, ni alboroto. Lo de Barcelona fue democrático derecho de manifestación y libertad de expresión en estado puro."
Un fragmento para ilustrar la procedencia de la palabra 'algarabía' extraído del artículo de JOSÉ MARÍA MENA titulado "¡A la calle, que ya es hora!", publicado por El Huffington Post el 6-10-2012.
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